En los últimos años se han publicado una serie de libros en tono divulgativo a la par que reflexivo sobre el papel preponderante del conocimiento geográfico para entender el devenir actual del planeta. Libros como La venganza de la geografía (2015) de Robert D. Kaplan, una suerte de lectura geopolítica del mundo actual atendiendo al peso de la geografía y de la historia; Prisioneros de la geografía (2016) de Tim Marshall, un buen relato de cómo los accidentes geográficos han condicionado la evolución de territorios y aún lo siguen haciendo; Un mapa en la cabeza (2012) de Ken Jennings, un divertido alegato en favor de la utilidad de los mapas, a pesar de sus errores, para tomar decisiones, a veces de capital importancia y Atlas de islas remotas (2013) de Judith Schalansky, un delicioso diccionario de islas alejadas de todo pero que animaron la imaginación de algunos debido a su aislamiento.
Se trata de libros que atendiendo a lo que algunos llaman geografía recreativa y haciendo gala de una supuesta sorpresa por el potencial que tiene el conocimiento geográfico para entender lo que acontece, nos explican de distintas maneras el peso inevitable del espacio geográfico en la conformación de las sociedades humanas e ilustran sobre las consecuencias de la relación del hombre con el medio natural desde diversas perspectivas.
Uno de estos libros es Fuera del Mapa. Un viaje extraordinario a lugares inexplorados, un libro peculiar por lo que explica a la par que interesante por toda la serie de ideas que propone. Ideas que surgen desde un análisis tan acucioso como desenfadado que hace Alastair Bonnett, profesor de Geografía social de la Universidad de Newcastle; autor de otro libro de gran interés, aún no traducido al castellano: The Geography of Nostalgia. Global and Local Perspectives on Modernity and Loss (2016) y experto en psicogeografía. No en vano fue fundador y editor desde 1995 de una revista sobre esa disciplina: Transgressions: A Journal of Urban Exploration.
Bonnet nos propone un texto, pensado como un divertimento intelectual, tras el que se esconden los influjos de la perspectiva humanista de la geografía, creadora de conceptos como topofília y reveladora de nuestra íntima relación con los lugares que habitamos y transitamos. El libro, también, transpira no pocas influencias del situacionismo, corriente de pensamiento a la que Bonnett se adscribe tangencialmente, a través de sus diversos estudios de psicogeografía. Ello, probablemente, explica la radicalidad intrínseca de este libro. Todavía hay lugares por descubrir en el planeta, pero son lugares fuera de la normalidad, de lo común, aunque a veces cueste entender esos conceptos en el mundo de hoy aliñado con conceptos como la posverdad o las fake news. Así, los lugares relatados en el libro son analizados a través de una mirada a lo extraño, lo absurdo, lo improbable y lo ilógico.
El libro publicado en inglés en 2014 y ahora, en castellano gracias a la nueva editorial barcelonesa Blackie books, nos hace viajar por 48 lugares centrados en 8 conceptos en los que divide el texto: Espacios perdidos, geografías ocultas, tierras de nadie, ciudades muertas, espacios de excepción, enclaves y naciones secesionistas, islas flotantes y lugares efímeros. Son, en definitiva, lugares que saltan la monotonía, la rutina y que nos son mostrados como una alternativa al conocimiento geográfico normalizado y supuestamente común de los muchos lugares del planeta. Así, Bonnett nos ilustra sobre lugares que existen, aun a pesar de su rareza, que en unos pocos casos son visitables y en la mayoría son de acceso restringido por diversas razones pero que esconden aspectos que permiten hacer del objeto geográfico, un elemento contenedor de valores, ideas y reflexiones sobre la actual realidad de la relación del hombre con el planeta. Los lugares citados en el libro son extraordinarios variopintos, diversos, las más de las más de las veces, extraños y en no pocos casos, horrorosos y espantosos por lo que transmiten. Un ejemplo de uno de ellos basta para entender las múltiples caras que tiene el adjetivo de extraordinario en este libro. El pueblo norcoreano de Kijong Dong, una población no habitada puesto que es una escenografía para hacer creer al mundo y en especial, a los habitantes de la vecina Corea del Sur, que el mundo comunista funcionaba a plenitud. Construido en 1953 tras el armisticio entre las dos Coreas, se eleva en una faja de tierra de nadie, fruto de ese tratado de paz, para demostrar el éxito de la sociedad comunista. Edificios de apartamentos, públicos y granjas se erigen para engañar al mundo, desprovistos de lo que otorga sentido a una ciudad, habitantes. Se trata de una ciudad vacía, ejemplo, uno de varios, donde la enajenación se entremezcla con la política y la megalomanía. Símbolo sin duda, de un país extraño por su hermetismo y por la peligrosa y sesgada visión del mundo de sus élites gobernantes, que hoy en día puede tener consecuencias funestas.
Pero este libro es algo más que sólo un anecdotario de lugares raros. El relato de Bonnett a través de las cuatro docenas de lugares retratados, a lo largo de 320 páginas con un lenguaje ameno, casi periodístico, trata de conectar y relacionar dos aspectos fundamentales de la relación del hombre con el planeta. El primero, el deseo de habitar y de asentarse en un lugar, para hacerlo suyo y vertebrar allí, su memoria, su ideología, su manera de entender el mundo, aunque a veces ese asentarse sea de forma estrafalaria y fuera de lo común. El segundo, el deseo de conocer, de explorar el mundo, en aras de dominarlo, pero también, de saber de sus diversas características. Un ejercicio, éste último, que forma parte medular de lo que es la ciencia geográfica. Bonnett nos demuestra que aún hoy en día, hay lugares por conocer y por descubrir. Unos son lugares extraños, pero que no por ello dejan de formar parte del planeta. Otros, la mayoría, aparentan ser conocidos, pero requieren de una mirada atenta y curiosa para ser comprendidos en toda su extensión. Así, este libro, más allá de lo anecdotario, es un alegato en favor de la geografía como herramienta para comprender el mundo de hoy y la relación que el hombre tiene con él. Sin duda, una necesidad cada día más perentoria.
Martín M. Checa-Artasu, Profesor de la licenciatura de geografía humana, Dep. Sociología, Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.